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10 consejos para una alimentación sostenible según la OCU

1. Reducir el consumo de alimentos de origen animal
La OCU destaca que el consumo de alimentos de origen animal, especialmente de carne, está por encima de las recomendaciones nutricionales. «Sin necesidad de ser veganos, se puede consumir menos carne, sustituirla por legumbres o convirtiéndola en un ingrediente más de otros platos».

De hecho, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, ha asegurado que una reducción del consumo de carne a nivel mundial es clave para luchar contra el cambio climático ya que la producción ganadera es una de las principales emisoras de gases de efecto invernadero.

2. Evitar el desperdicio de alimentos
Esta cuestión es clave para la sostenibilidad y es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El ODS 12 para la producción y el consumo responsables señala en una de sus metas que para el año 2030 se debe «reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha».

Aproximadamente, un tercio de la producción mundial de alimentos para consumo humano se desperdicia cada año. Esto es un problema, no solo por la comida, sino por los recursos necesarios para su producción.

Sin embargo, «una menor pérdida y desperdicio de alimentos conduciría a un uso más eficiente de la tierra y a una mejor gestión de los recursos hídricos, lo que tendría un efecto positivo en los medios de vida y en la lucha contra el cambio climático», señala la FAO en una publicación. Por ello, recomiendan seguir estos consejos para evitar el desperdicio:

Servir raciones más pequeñas en el plato para no tirar comida si sobra.
Reaprovechar la comida que sobre y elaborar nuevos platos.
Comprar de forma inteligente. Se puede hacer una lista de la compra con los productos que se necesitan y no adquirir más de lo que se puede consumir.
Comprar frutas y verduras que puedan parecer «feas», ya que no significan que sean peores.
Revisar el frigorífico y el congelador a la hora de almacenar los alimentos para que se mantengan a la temperatura indicada para su conservación.
Utilizar la técnica «primero en entrar, primero en salir». Consume primero los productos que hayas comprado con anterioridad.
Comprender la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente. La primera señala cuando un producto puede suponer un riesgo para la salud como sucede con los perecederos. La segunda indica que, pasada esa fecha, pueden perder sus propiedades pero no hay riesgo.
Convertir los restos de comida en compost.
Comparte y dona el excedente de comida.

3. Comer carne que proceda de ganadería extensiva
En el caso de consumir carne y productos de origen animal es mejor optar por aquellos que procedan de producciones extensivas de pasto, «ya que estos animales tiene un impacto social de fijación de población rural, además limpian el campo, lo que previene los incendios, y presentan una huella de carbono mucho más baja que la de la cría intensiva», indica la OCU.

4. Consumir productos locales
La compra de productos locales o de kilómetro cero es otra de las recomendaciones para fomentar las dietas sostenibles. Se trata de consumir productos fabricados en nuestro entorno, ciudad o país porque reduce el impacto ambiental e incentiva la economía local contribuyendo a mejorar el tejido económico y social.

5. Consumir productos de temporada
La compra de productos de temporadas, además de favorecer a la economía local, ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y favorece la sostenibilidad de la tierra. Estos productos se recogen en su punto óptimo de maduración, por lo que están en el mejor momento de calidad y precio.

6. Elegir productos producidos de forma agroecológica
La OCU señala que, además de los productos con etiqueta de producción ecológica, «cualquier forma de agricultura que favorezca un uso menor de pesticidas, un cultivo más racional y un adecuado manejo del suelo es mejor, aunque no necesariamente el impacto de los productos sea menor».

7. Evitar alimentos transportados en avión
Este tipo de transporte es el que mayor huella de carbono tiene por kilo de producto, según la OCU. Por esta razón es recomendable evitarlo cuando sea posible y optar, como se ha comentado anteriormente, por productos de proximidad.

8. Elegir productos a granel
Esta es una mejor opción a la hora de realizar la compra, pero siendo responsables y conservándolos bien para evitar el desperdicio de alimentos. «Los productos a granel disminuyen el impacto del envasado», pero de esta manera la caducidad es más corta y debe conservarse de forma adecuada.

9. Apostar por el comercio justo
A la hora de adquirir determinados productos como el café o el cacao, procedentes de otros países, es recomendable elegirlos de comercio justo para favorecer a la sostenibilidad social y económica de los países productores. Un estudio de la OCU sobre consumo sostenible reveló que un 49% de los consumidores comprometidos declaran comprar productos de comercio justo y ecológicos.

¿En qué consiste el comercio justo? Según la definición de la Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO, por sus siglas en inglés), se trata de «un sistema comercial basado en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional prestando especial atención a criterios sociales y medioambientales. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores/as y trabajadores/as desfavorecidos, especialmente en el Sur”.

Los productos que provienen de comercio justo presentan un sello indicativo que puede ser el WTFO o el FLO (Fairtrade Labelling Organization).

10. Comprar menos productos procesados
Para fomentar una alimentación sostenible, una de las principales recomendaciones es adquirir una menor cantidad de productos procesados y priorizar los productos frescos ya que su origen siempre está presente.

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